El 2018 empezó como un año lleno de cambios a nivel mundial. A nivel económico, político, tecnológico etc. Los diferentes eventos están sorprendiendo a muchos que no estaban esperando cambios. Pero el cambio es parte natural de la vida y del progreso. En nuestras organizaciones y medios de comunicación tenemos que reconocer las áreas que requieren ajustes. Los medios, sobretodo en EE.UU., se han visto comprometidos por sus puntos de vista, en algunos casos totalmente parcializados a favor de una ideología política o intereses corporativos en vez de ser comunicadores de la verdad en favor de la audiencia a la cual atienden. Al observar estos sucesos es fácil darse cuenta que van a haber cambios, de hecho ya se están produciendo. Aquellos que sean rápidos en ajustarse, estratégicos, creativos lograrán permanecer; pero aquellos que se mantengan empecinados en mantener su misma postura, estrategias y formatos están condenados a desaparecer.
Para nosotros esto debe ser un llamado de atención en varios sentidos. El primero es que como comunicadores no podemos dejar a un lado la verdad, o usarla a nuestra conveniencia, porque perdemos credibilidad, impacto y (más espiritualmente) el respaldo de Dios en lo que hacemos. Los recursos, capacidades, plataformas y oportunidades que nos han sido dados tienen un propósito y se espera resultados. Cuando perdemos de vista eso y nos dedicamos a hacer otra cosa, a decir lo que nos conviene y omitir lo que no, a apoyar causas que van en contra de nuestros principios y valores pero que nos producen ganancias o posiciones, a entretener en vez de edificar, o a manipular en vez de enseñar, entonces perdemos la influencia y credibilidad tanto en el contexto terrenal como en el celestial. Proverbios 13:17 expresa: “El mensajero malvado se mete en problemas; el enviado confiable aporta la solución”. Hemos sido encomendados con un mensaje, una misión, no perdamos la esencia del porqué hacemos las cosas, y a la vez cuidemos el cómo lo hacemos.
El segundo llamado de atención es a dejar el estancamiento y aceptar el cambio. Para avanzar necesitamos cambiar. Debemos mejorar la forma en que comunicamos, ser innovadores, dejar de copiar y crear, porque solo la originalidad prevalece en medio de tanto ruido y congestión, pues te hace diferente, relevante y líder en tu área de influencia. Como cristianos portamos la verdad, pero sin innovar nuestro mensaje pierde impacto. Nuestros medios y plataformas necesitan ajustes, los ajustes requieren tiempo, y el tiempo es limitado. Por eso debemos enfocar nuestro tiempo y recursos en la dirección correcta. Invierte tiempo en analizar lo que has hecho y cómo hacerlo mejor, diferente, fresco y aumentar tu efectividad. No nos conformemos con los logros anteriores, pues el pasado se reconoce y agradece, es un buen maestro, pero en él no hay vida. El futuro depende de entender el tiempo que vivimos, adaptarnos sin desviarnos de la meta que cada uno de nosotros ha recibido de parte de Dios. Tenemos la misión más poderosa de planeta: «ir por todo el mundo y predicar el evangelio…» así que ya sabemos el «qué», pero el «cómo» nos toca a nosotros definirlo. Comunica con la verdad sin perder la esencia del mensaje mientras lo haces de forma innovadora.
En resumen, aceptemos y aprovechemos el cambio, pero no sacrifiquemos junto a él nuestros valores y la verdad de la cuál somos portadores.
Steve Cordon
Presidente de Comunicadores USA